Existir es…
raro. Es decir, ¿cómo podríamos no existir? nuestra vida es lo que se extiende
entre nuestro nacimiento y nuestra muerte. Está en gran medida determinada por
lo que nos antecedió [las experiencias de nuestros padres, la historia, nuestro
pasado biológico, el pasado del universo y por supuesto, si nacieron después de
1883, la primera trilogía de Star Wars]; y sin embargo nuestra existencia tiene una mínima o ninguna influencia sobre lo
que vendrá cuando se haya acabado. Desaparecemos sin dejar huella alguna. Sobre
el tema, System of a Down dice en una de sus canciones: “Time feels like a
midnight ride, finality waits outside”. ¡No podría expresar mejor este sabor
amargo y a la vez dulcezón que deja la vida en la boca! Como el de una mota de
polvo aplastada entre dos eternidades.
Muchos
intentamos negar el hecho de que somos efímeros perdiéndonos en sueños de
inmortalidad. Pero siempre que pienso en la inmortalidad acaba pareciéndome una
idea, digamos, muy poco pragmática. Es claro que no soy el mismo ahora que aquel
niño de 10 años que jugaba a ser un gato miembro del comando espacial con sus
amigos de la primaria; y definitivamente no seré el mismo cuando tenga 80 años
[si es que no dejo de existir antes]. Entonces ¿Qué podría tener yo en común
con “migo mismo” dentro de mil años? ¿Y dentro de cien mil? ¿Y dentro de mil
millones? Para colmo ¡mil millones de años ni siquiera es mucho tiempo! Es
decir, hasta donde sabemos, el universo tiene 13. Si vivo durante un tiempo
infinito ¿Seré yo realmente el que los viva? Además ¿Qué lugar ocupa la memoria
en todo esto?
Es evidente que
si vivo una infinidad de tiempo necesitaré de una infinidad de tiempo para
recordar todo lo que he hecho. Así que casi todo lo olvidaré o simplemente no
tendré tiempo de recordarlo ¿Y cuál es la diferencia entre no recordar y olvidar?
La desconozco. Cabe agregar que la memoria, entre muchas otras cosas, es
aquello que brinda cohesión a nuestras experiencias pasadas y presentes. Sin
una memoria que cohesione nuestros pasados y presentes interminables ¿Qué conectará a
personas tan distintas que vivieron en tiempos tan apartados [como seremos yo y
aquel otro yo del futuro eterno]? ¡No lo se! Por esas razones, dudo mucho que tenga
sentido depositar nuestras esperanzas de no morir en los anhelos de una vida
eterna.
Algunos se
consuelan diciendo que sobrevivirán “en los corazones de sus seres queridos” o que
“serán recordados por la historia”. Pero si reflexionamos un rato, estos
consuelos solo son formas de autoengaño: después de unas cuatro o cinco
generaciones, tendremos suerte si nuestros descendientes son capaces de
correlacionar nuestro nombre con la rama 256 del árbol familiar; con respecto
al otro punto, haciendo a un lado lo complicado que es definir a la historia y lo que ésta recuerda, es evidente que hasta las más prominentes personas
serán olvidadas algún día ¿Quién hablará de Platón dentro de un millón de años?
¿Quién recordará a Einstein en cien mil millones? Una historia humana de un millón de años es demasiado
como para que mi cabeza pueda siquiera imaginarla. Además, en última instancia,
también la humanidad dejará de existir algún día.
En efecto,
llegará un día en el nunca más volverá a haber una pareja de humanos
enamorados, nunca más una guerra entre personas, ni más actos de caridad
humanos; un día en el que dejarán de haber jóvenes curiosas y ancianos sabios,
políticos corruptos y muchedumbres enardecidas. Llegará el día en que caiga el
último monumento humano, en el que no quede en todo el universo prueba que rinda
cuenta de que alguna vez existió aquí una humanidad.
La idea de que
dejaremos de existir algún día (y de que este es cercano) nos angustia. Tratamos de negarla,
pero no logramos ignorarla. Ya muchos filósofos se han dado cuenta de lo
infructuoso que es luchar contra la realidad, contra el hecho de que moriremos. Cómo buenos sabios, o locos (frecuentemente unos se confunden con los otros),
han descubierto que suele ser mejor aceptar que se vive en un laberinto y
empezar a hacer planos de éste, que intentar derribar sus robustas paredes. Por
eso Kierkegaard grito a los cuatro vientos que “la angustia es la solución”, y
algunos otros como Heidegger y Sartre señalaron que solo podemos vivir
plenamente si aceptamos que, eventualmente, moriremos. Y es que hay muchas, muchísimas
cosas en la vida [casi todas, de hecho] que no dependen en lo absoluto de
nuestros anhelos y gustos, el que moriremos algún día es un muy claro ejemplo. Solo para aclarar,
ninguno de los tres filósofos mencionados se equivocó al predecir que
terminaría siendo alimento de gusanos.
Yo suelo decir
que la única manera de aceptarse a uno mismo es repetirse (y creerse) las
palabras “moriré y me olvidarán” [cabría preguntarse qué significa "ser olvidado" cuando no queda nadie que pueda recordarnos… ¡Oh bueno! No nos distraigamos].
Alguien en Sum41 entendió perfectamente esta idea cuando escribió "No much longer I'll be death so just foget me!" ¡Solo alguien
que ha aceptado su propia efimeridad puede hacer una súplica de tal gravedad!
¿Dónde cabe la vida en
medio de tanta muerte? ¡Oh, rayos! ¿Por qué insistimos en hacer preguntas tan
complicadas? Evidentemente sin el concepto de vida el de muerte no tiene mucho
sentido y viceversa, pero ¿Qué es la vida exactamente? ¿En qué momento "lo
muerto" deja de ser "lo muerto" y entra al reino de "lo vivo"?
¿Un virus está vivo o muerto [tal vez lo correcto sería preguntar si está más
vivo o más muerto]? ¡Quién sabe! Desconozco las respuestas; y, como en muchos
otros casos, desconfió de aquellos que aclaman tenerlas.
Lo que sí puedo decirles
con aceptable seguridad es que disfruto estar vivo (y supongo que comparto el
mismo sentimiento con la mayoría de las personas). Fry (el protagonista de Futurama)
dijo alguna vez “vivir es lo único que hago". ¡Yo también! Y como vivir es
morir en cada momento; entonces: “¡Morir es lo único que hago!”
Achi es larisin, nuestra vida representa únicamente un pestañeo para el señor universo. Que bonitas reflexiones haces, eso es lo que más me gusta de tus escritos. A mi en particular me comienza a caer el veinte al pensar en la visión de Durkheim y su estructuralismo, la sociedad existe y existirá antes y después de nosotros. Siguiendo esa linea de razonamiento, el universo existe y existirá despues de nosotros, luego entonces ¿Para qué hacer tanto show? Hay que disfrutar y agradecer que siquiera por unos segundos podemos considerarnos "vivos"
ResponderEliminarExelente tu interpretación de Durkheim. Me gusta mucho. Y sí: ¡Estar vivo es una gran improbabilidad! =)
EliminarMe gusta mucho como escribes.
ResponderEliminarEsta muy bueno guaps, son reflexiones interesantes.
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