El 30 de octubre del 2012, un mes antes de dejar el gobierno
del Distrito Federal, Marcelo Ebrard acudió, en compañía de Felipe Calderón y
Slim, a la apresurada inauguración de
la “magna obra” de su gobierno, la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México. A
nadie le importa que las cosas se hagan rápido siempre y cuando se hagan bien,
pero algo en la Línea 12 del metro se hizo muy mal. Por eso, el pasado 12 de
marzo se cerró más de la mitad de la vía debido a un alto riesgo de
descarrilamiento o derrumbe.
Por hoy, resulta imposible señalar al
responsable de esta indignante clausura ¿Es culpa del antiguo gobierno del DF o
del actual? Ebrard ha intentado deslindarse de toda culpabilidad, alega que
compañías internacionales aprobaron la obra; y sí, así fue, pero lo que Ebrard
no dice, aventando la papa caliente a otro lado, es que las compañías alemanas dieron
el visto bueno justo el día de la inauguración ¿Qué significa esto? ¿Conocía Ebrard
de antemano el día en que estaría listo el documento u organizó la inauguración
con una agilidad envidiable?
Lo que es cierto es que las compañías alemanas
también aventaron la papa, alegando que
la obra estaba bien cuando la inspeccionaron, pero que no se le dio el
mantenimiento debido. Por supuesto, la papa está muy caliente y el gobierno
dice que las vías están mal desde que las empresas constructoras–que por
cierto, son dos mexicanas y una francesa- las entregaron. A lo que estás
reaccionan aventando lejos la papa y afirmando que los trenes rentados a una
empresa española no son compatibles con las vías que ellos hicieron. Como se
imaginara usted, la dueña de los trenes dice que ella cumplió con todas las
exigencias de la SCT y el gobierno del la ciudad. Con lo que la papa regresa a
Ebrard, quien dice que no había nada malo en sus exigencias. Y así, continua el
juego sin fin de la papa caliente.
De esto podemos aprender los yucatecos una
valiosa lección, la participación de empresas privadas y extranjeras en el
proyecto del tren transpeninsular NO es garantía de un buen trabajo. Porque la
asquerosa práctica de la corrupción en la Industria Constructora de este país
es un hábito tan grande que nada, nada puede ser hecho bien a la primera. Sino,
recordemos las numerosas reparaciones que se han hecho al paso a desnivel en
Prolongación Montejo. Y mientras tanto,
en la Ciudad de México, la papa sí se quemó, se incineró en las manos del medio
millón de personas que diariamente tendrán que levantarse de madrugada para
llegar a tiempo a sus escuelas y trabajos.
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