El próximo domingo se
cumplirán siete años desde que Ivonne prometió por primera vez la construcción
de un tren a Quintana Roo durante su campaña. Sin duda, se ha recorrido un
largo trayecto desde aquel 9 de Marzo del 2007 hasta hoy, en que el proyecto
ha sido aprobado por la SCT. Veamos algunas de las principales transformaciones que ha experimentado este
proyecto:
Para empezar, el
proyecto se ha concretizado en un tren rápido, y no en un bala –el tren bala,
cómo su nombre sugiere, es más del doble de rápido-. Esto se debe
principalmente, a los altos costos de construcción y mantenimiento de una
máquina tan veloz que supera la velocidad que necesita un avión para despegar.
Además, se ha
oscilado desde un tren que transportaría turistas, trabajadores de hotelería,
carne, leche y verduras hasta un tren especializado en el transporte de
turistas mientras el sol brille en el cielo; y combustóleo por la noche.
La ruta también ha
sido objeto de numerosas transformaciones en estos siete años. De todos los
puntos que el tren pasará en su ruta final, sólo Mérida, Chichén (Kaua) y
Valladolid han permanecido de los propuestos originalmente. Se propuso, durante
los años, que la línea saliera de Progreso y llegara a Cancún, o que se
expandiera para pasar por Uxmal y llegar a Campeche, y que bajara desde Cancún
hasta Cozumel [AMLO incluso llegó a prometer, en un proyecto de campaña propio,
un tren que viajara desde Palenque hasta Cancún]. Pero, al final, todos estos
proyectos fueron hechos a un lado y condicionados al éxito que tenga la ruta
actual, Mérida-Punta Venados. No óbstate, aun hoy, pese a que la SCT ha
sentenciado que esta será la ruta final, hasta la fecha sigue habiendo
controversias, pues en especial ha disgustado a los hoteleros y comerciantes
cancunenses y yucatecos. Sin embargo, el gobierno permanece firme, justificando
su decisión en el ritmo de crecimiento turístico de la Rivera Maya, y en que, al
ser mayor la distancia que separa a Valladolid de Cancún que de Punta Venados, esta
segunda vía resulta más barata.
Finalmente, es
necesario mencionar que la fecha de entrega también ha sufrido de constantes
modificaciones. Ivonne repitió constantemente que el tren empezaría a funcionar
durante su mandato, y aun en el 2011, esto es, un año antes de dejar la
generativa, prometió que su gobierno, al menos, empezaría la construcción de la
obra. Según las promesas más recientes, ahora del gobierno de Enrique Peña
Nieto, en abril próximo saldrá a licitación la obra, que se empezará a
construir a finales de este año o principios del 2015 y cuyo primer recorrido
se realizará en el 2018.
Largo ha sido el
trayecto que ha recorrido el proyecto del tren transpeninsular en estos siete
años, desde su origen como una vaga idea escrita en papeles y promesas, hasta
su estado actual de un proyecto sólido respaldado por la SCT y la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público. Sí los
planes se mantienen, sí las cosas no cambian, [cosa muy rara en este país] dentro de cuatro años, a once años de su propuesta, en Yucatán presumiremos el
primer tren rápido de toda la República. No me queda sino desear, qué ojalá así sea.
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